
Arena y Romero. Acantilados y parapentes. Volar o dejarse caer. Como el movimiento cadencioso de esos aprendices de caída al vacío se encuentran estas sesiones, siempre en la cuerda floja, siempre atentos a lo que se asoma por debajo pero al mismo tiempo con la mirada puesta en el frente. Nos movemos al ritmo del viento que nos sopla, y si ese viento es el de la voz principal de los grandérrimos McEnroe no tenemos más que dejarnos llevar y coger todas las corrientes que se nos presenten. Esperamos no terminar cayendo en los acantilados.